Investigadores españoles y escoceses han añadido fibras de lana al material arcilloso con el que se fabrican los ladrillos y las han unido con alginato, un polímero natural que se extrae de las algas. El resultado son unos ladrillos más resistentes y ecológicos. Según los test mecánicos realizados, el compuesto es un 37% más resistente que otros ladrillos de tierra estabilizada, sin cocer.
Ventajas del ladrillo ecológico
Los investigadores han analizado el efecto del reforzamiento con lana de oveja en distintos suelos, y han llegado a distintas conclusiones: “Estas fibras mejoran la resistencia de los ladrillos a la compresión, minimizan las fisuraciones y deformaciones por contracción, reducen el tiempo de secado, y aumentan su resistencia a los esfuerzos de flexión”.
Esta investigación es una de las iniciativas que fomentan el desarrollo de materiales de construcción cada vez más sostenibles. Se incluye dentro de la fabricación de ladrillos que no requieren cocción, por lo que contribuye al ahorro energético. Según los autores: “es una alternativa más sostenible y saludable que los materiales de albañilería convencionales, como la arcilla cocida y los bloques de hormigón”. La tierra sin tratar fue uno de los primeros materiales de construcción que utilizó la humanidad. Los ejemplos más antiguos se encuentran en viviendas de Oriente Próximo de hace entre 11.000 y 12.000 años. En restos arqueológicos del siglo XIV a. C., localizados en Cerdeña (Italia), también se ha hallado material terroso mezclado con plantas o guijarros, con fines resistentes.
Los investigadores han analizado el efecto del reforzamiento con lana de oveja en distintos suelos, y han llegado a distintas conclusiones: “Estas fibras mejoran la resistencia de los ladrillos a la compresión, minimizan las fisuraciones y deformaciones por contracción, reducen el tiempo de secado, y aumentan su resistencia a los esfuerzos de flexión”.
Esta investigación es una de las iniciativas que fomentan el desarrollo de materiales de construcción cada vez más sostenibles. Se incluye dentro de la fabricación de ladrillos que no requieren cocción, por lo que contribuye al ahorro energético. Según los autores: “es una alternativa más sostenible y saludable que los materiales de albañilería convencionales, como la arcilla cocida y los bloques de hormigón”. La tierra sin tratar fue uno de los primeros materiales de construcción que utilizó la humanidad. Los ejemplos más antiguos se encuentran en viviendas de Oriente Próximo de hace entre 11.000 y 12.000 años. En restos arqueológicos del siglo XIV a. C., localizados en Cerdeña (Italia), también se ha hallado material terroso mezclado con plantas o guijarros, con fines resistentes.
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